[ACTUALIZACIÓN] GUÍA PARA EL JUGADOR [20/05/2016]

X La historia de mi personaje no encaja con el contexto de la trama del rol.
X Divago demasiado y omito puntos solicitados en la ficha.
X Tengo tendencia a crear personajes planos, sin defectos, sin matices, y que son considerados Mary sue o Gary Stu.

"Hola, hoy hace un buen día ¿no lo crees?"

Ryuko Tamayori Uchiha escribió:    “Finalmente me di cuenta de que terminaría por despejarse el cielo. A pesar de que el día anterior había llovido, hoy las nubes negras se habían disipado y hacía un clima genial. Por el parque se miraban peatones por todos lados, señoras que deambulaban en parejas o con sus maridos, niños que correteaban con sus globos y juguetes.

   Me adelanté hacia ahí, mirando alrededor, dispuesto a encontrarla, esperaba sorprenderla. Mirando hacia el kiosco en medio del parque, divisé su cabellera oscura, esa silueta por completo reconocible entre las demás. Era como si ella tuviese su propia marca distintiva en todo lo que era. La ondulación desperdigada de su sedoso cabello ébano ondeando ligeramente con la brisa, su mirada esmeraldina que se perdía en el extenso, e incluso esa tentadora curvatura de las comisuras de sus labios, tentadores. ¿Cómo no iba a reconocerla?

   Avancé con las manos en los bolsillos, aproximándome, y subí los peldaños con tranquilidad, mientras mi mirada felina se posaba en su cintura, y subía hasta la melena que me tentaba a acariciar con mis dedos. Como un ladrón, con sigilo me adelanté, y me apoyé a su lado, en la baranda, mirando hacia ese infinito que ella observaba con atención.  Me daba ligero celo el pensar en que ella estuviese tan concentrada ¿qué miraba? ¿Qué merecería su atención? ¿A qué le tenía que envidiar, que tuviera la osadía de robarme ese brillo esmeralda de sus ojos?

   —Hola —interrumpí el silencio, haciendo resonar mi voz, queriendo reclamarla de nuevo, hacer mía esa atención que permanecía dispersa. Mirando por el rabillo del ojo, satisfecho, me encontré con que lo había logrado, y que ella me miraba a mí ahora. El momento de vanagloriarme vendría luego, puesto que tenía que mantener hacia mí su concentración en ese momento, lo necesitaba… desesperadamente. Un tema de conversación, quizá un cliché, no importa, son de esas cosas que se te ocurren en el momento, y son útiles, para romper el hielo, y yo… estaba determinado— Hoy hace un buen día —añadí, sin embargo, pensando en que esa observación de nuevo me haría ver cómo sus ojos de nuevo se perdían en el horizonte, agregué algo más, para que esa conversación no fuera en un solo sentido— ¿No lo crees? —tutearla quizá sería demasiado atrevimiento, pero era imperante.

   Aprovechar ahora que el brillo del sol irradiaba en los pétalos de las rosas, cubiertas de diminutas gotas de rocío, era prioridad. Porque ella simplemente cautivaba y también, era perfecta con el buen clima que había.”

Ryuko Tamayori Uchiha escribió:    “Miré con enfado a todos los reunidos, nadie se atrevía a hablar… ¡joder! ¿Qué tan difícil era hacerlo? Nadie tenía problemas en la AA al hablar y contar que se bebían más de cinco botellas diarias, pero no podían admitir públicamente esto ¡era ridículo!

   Pues les iba a poner el ejemplo…

   Tragué saliva y apreté un instante mis rodillas con las manos, mientras meditaba qué carajo iba a decir, sin embargo, al final, resolví que era mejor no pensarlo y simplemente… escupirlo.

   —Mi nombre es Scott Logan McLane, y soy homosexual. —mi voz resonó por el recinto, y de inmediato todas las miradas se giraron hacia mí. Me puse rojo, pero ¡coño! Lo dije…”

Ryuko Tamayori Uchiha escribió:“Observó por doquier, pensando que si bien su situación podría ser precaria, no era nada comparada a lo ridículo que le parecían las muecas de los demás que se afanaban por ocultarse en sus posiciones encorvadas y sus miradas ancladas al suelo.

   Resopló, completamente a disgusto con la situación, pero determinado a dar pie a que se abriesen las bocas y que empezaran a hacer lo que se supondría que tenían que hacer en un lugar así.
   Pensó un instante en las palabras que debería decir, sin embargo, resolvió que de nada serviría un análisis profundo. Se irguió un tanto más, determinado, y finalmente, se dispuso a hablar.
   —Mi nombre es Scott Logan McLane, y soy homosexual. —advirtió que nada más dijo aquello, su voz resonó como el eco de unas campanas que sonaran en un lugar cerrado, y que todas esas miradas perdidas y asombradas, se dirigían en su dirección.
   Su incomodidad creció, pero al menos, supo que había logrado lo que pretendía. .”